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Rusia y China. El fuego y la pólvora se juntan de nuevo


Alejandro Vargas Osorio

México, 28/03/2025

La inteligencia de Estados Unidos ha manifestado su preocupación por las recientes reuniones entre Rusia y China, dado que los lazos entre ambas naciones se han fortalecido a lo largo de la última década.

Durante el siglo XX, en plena Guerra Fría, la Unión Soviética y la República Popular China unieron esfuerzos para impulsar el desarrollo socioeconómico y militar de la región. Sin embargo, tras la muerte de Stalin y la oposición de Mao Zedong al acercamiento de la URSS con Occidente, se produjo la ruptura sino-soviética.

Más de medio siglo después, el panorama ha cambiado. Vladimir Putin y Xi Jinping han dedicado tiempo y esfuerzo a restaurar dichas relaciones, convirtiéndose en aliados económicos y estratégicos en una relación de mutua conveniencia. La preocupación de EE.UU. puede explicarse a través de tres ejes principales:

Lazos comerciales

Desde que Donald Trump asumió la presidencia el 20 de enero, ha firmado una serie de órdenes ejecutivas que han impactado significativamente las cadenas de suministro. En particular, la imposición de aranceles ha provocado caídas en los mercados e interrupciones en el comercio global. Además, las sanciones económicas impuestas a Rusia, por su intervención en Ucrania, y a China, en el marco de una posible guerra comercial, han llevado a ambas naciones a estrechar su cooperación para mitigar el impacto de estas medidas y diversificar sus mercados.

Esta relación comercial se ha visto reforzada por el hecho de que ambos países son miembros fundadores del bloque económico BRICS, cuyo objetivo es fortalecer los vínculos empresariales entre sus integrantes. 

Irán como tercer actor

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha declarado que Irán ha incrementado la producción de uranio enriquecido. Es importante recordar que, en su momento, Irán detuvo su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones internacionales. Sin embargo, estos acuerdos fueron cancelados cuando Estados Unidos se retiró unilateralmente de las negociaciones durante el gobierno de Trump.

Aunque Irán ha asegurado que su programa nuclear tiene fines exclusivamente energéticos y pacíficos, también ha insistido en que cualquier diálogo con EE.UU. debe basarse en el respeto mutuo.

En este contexto, altos mandos de Rusia, China e Irán se han reunido en Beijing para discutir la reanudación del programa nuclear iraní, enfatizando su carácter pacífico. Al mismo tiempo, denunciaron las sanciones impuestas por Trump como ilegales e injustas, argumentando que vulneran los acuerdos comerciales y de libre mercado.

El espacio dejó de ser frontera

En los últimos meses, Rusia y China han demostrado que el espacio ya no es solo un terreno de exploración científica, sino también un posible escenario de tensión geopolítica. Ambos países han revelado importantes avances en el desarrollo de capacidades ofensivas en el espacio.

Rusia ha centrado sus esfuerzos en maniobras para la destrucción de satélites, mientras que China ha mostrado su capacidad para operar múltiples satélites en formación cerrada. ¿Qué implicaciones tiene esto? La posibilidad de que ambas naciones estén desarrollando tecnologías para interceptar satélites rivales y militarizar el espacio. Estas preocupaciones se intensifican ante la posibilidad de equipar satélites con capacidad nuclear como respuesta al acelerado rearme de los países miembros de la OTAN en Europa.

El estrechamiento de los lazos comerciales entre Rusia y China para contrarrestar las sanciones internacionales, su respaldo a Irán en la reanudación de su programa nuclear y el desarrollo de tecnologías espaciales con posibles fines militares representan una amenaza creciente para Estados Unidos. Esto no solo pone en riesgo su seguridad nacional, sino también su hegemonía global, en un contexto que recuerda el peligro de juntar la pólvora con el fuego.


 
 
 

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